sábado, 23 de diciembre de 2023

La búsqueda de liberación

La Libertad: Un Pilar Fundamental en la Sociedad Humana



La libertad es un concepto arraigado en la historia de la humanidad, un principio que ha guiado las aspiraciones y luchas de individuos y sociedades a lo largo del tiempo. Este concepto multifacético abarca desde la libertad individual hasta la libertad política y económica, desempeñando un papel crucial en la conformación de nuestras sociedades modernas.


Libertad Individual: Autonomía y Derechos


En su esencia más pura, la libertad individual se refiere a la autonomía y la capacidad de tomar decisiones sin restricciones indebidas. Desde un punto de vista filosófico, pensadores como John Stuart Mill han abogado por la libertad individual como un principio fundamental. Esta libertad implica el derecho a la expresión, la elección personal y la búsqueda de la felicidad, siempre y cuando no infrinja los derechos de los demás.


Libertad Política: Gobierno y Participación


La libertad política es otro componente crucial. Se manifiesta a través de distintos sistemas democráticos que permiten a los ciudadanos participar en la toma de decisiones que afectan sus vidas. La separación de poderes y la protección de los derechos individuales son fundamentales para garantizar que el gobierno no abuse de su autoridad, proporcionando así un entorno en el cual la libertad pueda florecer. Las leyes deben garantizar las relaciones libres e iguales, para regular las libertades tanto individuales así como colectivas.


Libertad Económica: Emprendimiento y Prosperidad


En el ámbito económico, la libertad se traduce en la capacidad de emprender, comerciar y buscar el bienestar material sin interferencias excesivas. Los defensores del liberalismo económico argumentan que un mercado libre, con competencia y propiedad privada, estimula la innovación y la prosperidad, ofreciendo a las personas la oportunidad de mejorar sus vidas a través del trabajo y la iniciativa. La sociedad es una unión de libertades económicas tanto públicas como privadas, que si no son reguladas y determinadas de forma colaborativa, se convierten en anarquía económica donde el poder determina una libertad sobre otra, restringiendo la libertad del individuo carente de poder.

El colectivismo plantea la necesidad de regular las relaciones económicas a fin de resguardar la libertad plena de los individuos, por medio de un Estado democrático que resguarde el acceso al poder económico de la sociedad en su conjunto, en relaciones económicas de igualdad.


Desafíos y Dilemas


A pesar de su importancia, la libertad enfrenta desafíos constantes. Los dilemas éticos surgen cuando la libertad individual entra en conflicto con la responsabilidad colectiva, planteando preguntas sobre cómo equilibrar la autonomía con el bienestar común. Además, la disparidad económica puede amenazar la igualdad de oportunidades, cuestionando si una sociedad verdaderamente libre puede coexistir con amplias brechas de riqueza.


El Futuro de la Libertad


En un mundo en constante evolución, el concepto de libertad sigue siendo relevante. La era digital presenta nuevos desafíos y oportunidades, desde cuestiones de privacidad hasta la regulación de la información. En este contexto, preservar y adaptar el principio de libertad se convierte en una tarea crucial para las generaciones actuales y futuras.


En conclusión, la libertad es un pilar fundamental en la estructura de nuestras sociedades. Desde la libertad individual hasta la libertad política y económica, este concepto impulsa la aspiración humana hacia un mundo donde la autonomía, la participación y la prosperidad coexistan. La comprensión y protección de la libertad son esenciales para forjar sociedades justas y equitativas en el devenir del tiempo.

Víctor Terreros Ia

Etarra.


jueves, 2 de noviembre de 2023

Odio a la soberanía

 

¿Por qué el capitalismo financiero odia a los Estados soberanos?

¿Por qué el capitalismo financiero odia a los Estados soberanos?. Diego Fusaro

La ambivalencia semántica y simbólica del término Globalización es lo que, de facto, vuelve posible la transformación del proceso de unificación del campo mundial de la economía y de las finanzas tóxicas, de los estilos de vida y de los modos expresivos y lingüísticos, en «un destino ineluctable y en un proyecto político de liberación universal al final de una evolución natural, en un ideal cívico y ético que, en nombre del supuesto vínculo entre democracia y mercado, promete una emancipación política a los pueblos de todos los países”.

En efecto, la persuasiva «ideología de la globalización» promete abiertamente la emancipación y el acceso a la modernización, en una superación de las formas triviales de existencia, pero también de las formas políticas juzgadas como «premodernas«, es decir, incompatibles con el nuevo orden mundializado; y, secretamente, apunta de modo exclusivo a la destrucción de las diferencias culturales y lingüísticas, de producción y relación con el mundo, de manera que todos los pueblos del planeta sean subsumidos bajo el ordo oeconomicus despolitizado y sin fronteras, sin Estados y sin ninguna dimensión de sentido superior al mercado soberano.

Promete la plena implementación de la «democracia global» (global democracy) en el mismo acto con el que elimina las todavía perfectibles democracias que existían durante la segunda mitad del Novecento, en los espacios de los Estados nacionales soberanos; en lugar de estos últimos, instaura la dictadura de la clase dominante cosmopolita, oculta bajo la máscara de la sacra voluntas de los mercados apátridas. Retomando la gramática de Marx en su Discurso sobre el libre cambio (1848), el polo dominante vuelve una vez más a “designar con el nombre de fraternidad universal la explotación en su forma cosmopolita”.

La «Inglobalización«, es decir, la Westoxication ligada a la inclusión neutralizante de todos los pueblos del planeta dentro de las murallas blindadas del Nuevo Orden Mundial, conlleva al mismo tiempo la «Glebalización» de los pueblos, condenados a la polarización capitalista y a las formas asociadas de superexplotación; favorece por tanto el “pasaje a Occidente” de cada área del planeta bajo la dictadura glamour del “Globalitarismo”, vale decir del totalitarismo de la civilización clasista del mercado.

A esta última -que es tanto más totalitaria, cuanto más consigue pasar de contrabando como libertad la esclavitud que genera a escala planetaria- le cuadran las palabras de Adorno: «el mundo nuevo es un único campo de concentración que se cree un paraíso al no haber nada con lo que compararlo”.

Esto ocurre simultáneamente con la reducción de la humanidad en su conjunto a la condición de masa replebeyizada post-burguesa y post-proletaria, sin Identidad y sin Cultura. El mundo entero es redefinido como un único mercado despolitizado, como un plano liso y sin fronteras para el flujo ilimitado de mercancías y seres humanos mercadizados. La lógica coesencial al mundialismo tecnocapitalista radica en su tendencia a lograr que todos los seres humanos sean «englobados en el flujo de la globalidad».

En este escenario de refeudalización del vínculo capitalista, las más modestas y elementales reivindicaciones de una existencia digna adquieren la apariencia de lujos inaccesibles en el presente, propios de quienes durante un tiempo estuvieron acostumbrados a “vivir por encima de sus posibilidades”.

En consecuencia, la ideología mundialista representa, a todos los efectos, la culminación superestructural más emblemática del «sistema de las necesidades» des-eticizado y absoluto. La fase dialéctica del capitalismo se regía todavía por el Estado como poder al servicio de los mecanismos económicos. Y es por esta razón que Marx y sus epígonos, en el marco histórico concreto en el que trabajaron y actuaron, plantearon, por contraste, el tema de la vía internacionalista como momento de conflicto y contraposición respecto de la relación de fuerza capitalista históricamente determinada.

En su lógica de desarrollo, que lo conduce de la fase antitético-dialéctica a la sintético-especulativa, el capital entra en conflicto con el Estado, al igual que lo hace con la burguesía, con la que había convivido y de la que se había servido durante buena parte del tiempo de la aventura moderna. Debe superarlos para poder imponerse en forma absoluta. El tecnocapitalismo absolutus es, por eso mismo, posburgués y antiburgués.

Más precisamente, debe desoberanizar los Estados para imponer como única realidad soberana el mercado capitalista despolitizado y sin fronteras, con la aneja redefinición del polo burgués y del polo proletario como la nueva plebe polícroma, consumista y unificada.

El carácter dialéctico del Estado nacional ha sido destacado, entre otros, por el Dahrendorf del Conflicto social moderno (1988): «históricamente al menos, el Estado-nación ha sido condición necesaria de progreso cuando por desgracia se ha invertido en fuente de regresión e inhumanidad”.

Por un lado, garantizó los derechos asociados a la ciudadanía, las conquistas democráticas generales y sociales de las clases subalternas: generó la «domesticidad» conectada a una estructura inmunológica que protegía a sus habitantes.

Y por otro lado, provocó las patologías del imperialismo y el nacionalismo como instrumentos del polo dominante. Es el propio Engels quien deja emerger esta contradicción ínsita en la figura del Estado nacional, que garantiza su carácter dialéctico:

“El Estado, puesto que nació de la necesidad de poner freno a los antagonismos de clase, pero al mismo tiempo surgió en medio del conflicto de estas clases, es por norma el Estado de la clase más poderosa que, a través de él, se convierte también en políticamente dominante”.

En definitiva, el Estado es en última instancia un instrumento de la clase dominante, pero surge para «poner freno» a los antagonismos de clase, para permitir a los dominados no quedar des-integrados y (al menos desde el punto de vista de la figura del citoyen) disponer de iguales derechos.

Incluso como ha precisado Dahrendorf, “beneficio no menos importante del Estado-nación fue que generalizó la antigua idea de ciudadanía”, transformándola en un derecho universal para todos los habitantes del Estado nacional. Sobre esta misma base, fueron “introducidas normas constitucionales para evitar que la riqueza se tradujera en el poder de denegar los derechos de ciudadanía a los otros”.

En otras palabras, el Estado nacional, que en origen favoreció la génesis del moderno capitalismo y que más adelante también figuró en múltiples ocasiones como su protector, se convirtió dialécticamente además en el lugar de los derechos y conquistas de las clases oprimidas. Por lo tanto, también terminó suponiendo un freno contra la incontenible voracidad del capital, delimitando un espacio de derechos y de protecciones inaccesible a la pura lógica no democrática del mercado.

Bajo esta perspectiva, el análisis de Marx según el cual «el poder estatal moderno no es más que un comité que administra los asuntos comunes de toda la clase burguesa (ein Ausschuß, der die gemeinschaftlichen Geschäfte der ganzen Bourgeoisklasse verwaltet)», deviene cierto sólo en el contexto del hodierno keynesianismo invertido y de la primacía absoluta de lo económico.

Resulta más fundada la interpretación de Hegel: el Estado fue, esencialmente, el garante del primado de lo político y de la protección solidaria de la comunidad, el muro que supo disciplinar a la “bestia salvaje” del mercado y las “tragedias en lo ético” del sistema de las necesidades. Y terminó, en congruencia, por entrar en conflicto con aquel capitalismo que originariamente también había encontrado en él su propio locus naturalis. En sus líneas fundamentales así se explica la enemistad entre el Estado nacional y el capital globalista, que se ha convertido en la figura central de la era post-1989.

La desoberanización de los Estados nacionales se presenta, en el marco del Nuevo Orden Mundial, como un momento fundamental de la despolitización de la economía y de la agresión contra la forma Estado como compendio de la eticidad y de la posibilidad de regular el mercado.

miércoles, 9 de agosto de 2023

La búsqueda del bien común

Comercio de Chile en el siglo XIX y XX: una época de expansión y transformación económica



Introducción:

El siglo XIX fue un período crucial en la historia de Chile, marcado por cambios significativos en su estructura económica y el desarrollo de su comercio internacional. Durante esta época, el país experimentó turbulencias políticas y propuestas de desarrollo que ayudaron a conseguir un crecimiento considerable en su actividad comercial, impulsado por un incipiente proceso industrial a principios de siglo y factores como la apertura de mercados extranjeros, la expansión de la industria y la minería, y la adopción de políticas liberales. En este artículo, exploraremos el comercio de Chile en el siglo XIX, destacando sus principales características, los productos comerciados, los actores involucrados y su impacto en la economía nacional.

A principios del siglo XX, Chile experimentó un importante proceso de desarrollo industrial que sentó las bases para su modernización y crecimiento económico. Durante este período, el país logró superar su dependencia tradicional de la agricultura y la minería, diversificando su economía y fortaleciendo su capacidad productiva. En este artículo, exploraremos los principales factores y avances que impulsaron el desarrollo industrial de Chile en los albores del siglo XX.


Contexto histórico y político:


Expansión del comercio exterior:

A lo largo del siglo XIX, Chile logró expandir su comercio exterior, estableciendo vínculos con diversos países y regiones del mundo. El país se convirtió en un importante exportador de productos primarios, como el cobre, el salitre, el trigo y el cuero. Estos recursos naturales, abundantes en el territorio chileno, impulsaron la demanda internacional y permitieron a Chile consolidarse como un actor relevante en el comercio global.

El auge de la industria y la minería:

La industrialización y la minería desempeñaron un papel clave en el comercio del siglo XIX en Chile. La implementación de nuevas tecnologías, en particular en la minería del salitre y el cobre, permitió un aumento significativo en la producción y exportación de estos recursos. La industria textil también experimentó un crecimiento considerable, con la producción de tejidos de lana y algodón que se exportaban principalmente a otros países de América Latina.


Actores del comercio:

Durante este período, se formaron varias compañías tanto estatales, comerciales, mixtas y privadas nacionales, extrastivistas y de inversión extranjeras. se establecieron conexiones con importantes actores internacionales de la banca europea. Algunas de las principales empresas chilenas de la época incluyen la Compañía Agrícola y Comercial de Valparaíso, la Compañía Explotadora de Tarapacá y la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta. Estas compañías no solo se involucraron en el comercio de productos chilenos, sino que también importaron bienes manufacturados y capital extranjero, contribuyendo a la modernización económica del país.


Políticas liberales y tratados comerciales:

Chile adoptó políticas económicas liberales durante el siglo XIX, promoviendo la libre competencia y el libre comercio. En este contexto, el país firmó varios tratados comerciales con naciones extranjeras, como el Tratado de Libre Comercio con el Reino Unido en 1839 y el Tratado de Comercio y Navegación con Estados Unidos en 1832. Estos acuerdos favorecieron la expansión del comercio y facilitaron la entrada de inversiones extranjeras.


Impacto económico:

El comercio en el siglo XIX jugó un papel fundamental en el desarrollo económico de Chile. El aumento de las exportaciones generó un flujo de divisas que permitió financiar la modernización y diversificación de la economía nacional. La construcción de infraestructuras, como ferrocarriles y puertos, se convirtió en una prioridad para facilitar la expansión del comercio. Además, el comercio exterior contribuyó a la acumulación de capital y el crecimiento de la clase empresarial y latifundista en Chile.


Desarrollo industrial del siglo XX

Un Salto Hacia la Modernización


A fines del siglo XIX, Chile se encontraba en una etapa de consolidación política y estabilidad institucional después de un período de conflictos internos producto de las distintas propuestas de organización política y visiones de desarrollo nacional, derivados del proceso de consolidación de la Independencia. El gobierno chileno, liderado por una elite política y económica, que se asentó como oligarquía buscando promover el desarrollo industrial como medio para fortalecer la independencia económica del país y reducir su dependencia de las exportaciones agrícolas y mineras.

La explotación del salitre, liderado principalmente por el capital financiero ingles, requirió de una gran cantidad de mano de obra a bajo costo, que provocó el ascenso constante de convulsión social producto de las malas condiciones laborales y la creciente pobreza en las clases populares, que agudizó el conflicto social con represión y matanzas de obreros del salitre y sus familias.



Infraestructura y conectividad:


Uno de los factores clave para el desarrollo industrial fue la inversión en infraestructura y conectividad. Durante esta época, se construyeron ferrocarriles, carreteras y puertos, facilitando el transporte de mercancías y materias primas en todo el país. La expansión de la red ferroviaria, en particular, fue fundamental para la integración de las regiones y el fomento de la actividad industrial en diferentes áreas geográficas.


Fomento de la inversión extranjera:


El gobierno chileno implementó políticas para atraer inversiones extranjeras, ofreciendo incentivos fiscales y garantías para proteger los intereses de los inversionistas. Esto permitió la llegada de capitales, conocimientos técnicos y tecnología de países industrializados, especialmente de Europa y Estados Unidos. Las empresas extranjeras establecieron fábricas y plantas en Chile, contribuyendo a la creación de empleo y a la transferencia de tecnología.


Diversificación industrial y el fomento estatal:


Durante este período, Chile se embarcó en un proceso de diversificación industrial, fomentando por medio del Estado, la creación de fábricas y plantas de producción en sectores como textiles, alimentos procesados, metalurgia, química y manufactura en general. La producción en masa de bienes de consumo y la modernización de la industria permitieron satisfacer la creciente demanda interna y expandir las exportaciones hacia otros países de la región.


Desarrollo de recursos naturales:


Chile es conocido por sus vastos recursos naturales, y durante los inicios del siglo XX, se exploraron y explotaron nuevas fuentes de materias primas. Por ejemplo, la industria forestal se desarrolló gracias a la abundancia de bosques, mientras que la industria pesquera se expandió debido a la riqueza de las aguas del océano Pacífico. Estos sectores agrícolas e industriales, se convirtieron en importantes motores económicos y generadores de empleo.


Crecimiento de la clase trabajadora:


El desarrollo industrial también tuvo un impacto significativo en la formación y crecimiento de la clase trabajadora en Chile. El establecimiento de fábricas y plantas industriales creó empleos para un número cada vez mayor de personas, lo que a su vez generó una demanda de derechos laborales y condiciones de trabajo justas. Los trabajadores se organizaron en sindicatos y lucharon por mejoras en salarios y condiciones laborales, sentando las bases para el movimiento obrero organizado en el país.


Conclusiones:

El comercio de Chile en el siglo XIX fue un motor clave para su desarrollo económico y su integración en la economía mundial. La expansión del comercio exterior, impulsada por la industria, la minería y las políticas liberales, permitió a Chile consolidarse como un actor relevante en el comercio global. Este período sentó las bases para la futura industrialización del país y sentó las bases de su economía moderna. El comercio del siglo XIX en Chile fue una época de transformación económica que contribuyó al crecimiento y desarrollo del país en el siglo XX y más allá.

El desarrollo industrial de Chile en los inicios del siglo XX fue un proceso trascendental que impulsó la modernización y el crecimiento económico del país. A través de inversiones en infraestructura, fomento de la inversión extranjera, diversificación industrial y aprovechamiento de los recursos naturales, Chile logró superar su dependencia tradicional de la agricultura y la minería. Este período sentó las bases para el posterior desarrollo industrial y tecnológico de Chile, consolidando su posición como una de las economías más sólidas de América Latina.

Derechos laborales

 

El Derecho a la Huelga y la Solidaridad de la Clase Trabajadora debieran ser Los Pilares Constitucionales de la Justicia Laboral

 


La lucha por los derechos laborales ha sido una constante a lo largo de la historia, y uno de los pilares fundamentales en esta lucha es el derecho a la huelga, que se entrelaza estrechamente con la solidaridad de la clase trabajadora. Estos elementos esenciales han desempeñado un papel crucial en la conformación de los equilibrios de poder entre empleadores y empleados, y han llevado a avances significativos en términos de condiciones laborales, salarios justos y la defensa de los intereses de quienes laboran.

 

El Derecho a la Huelga: Una Herramienta de Empoderamiento

 

El derecho a la huelga es la manifestación más visible de la lucha laboral, y ha sido fundamental para permitir a los trabajadores expresar sus preocupaciones y demandas de manera colectiva. Esta herramienta legal y pacífica permite a los empleados suspender temporalmente sus labores como forma de presionar por mejoras en sus condiciones de trabajo. La huelga es un medio para equilibrar el poder entre los trabajadores y los empleadores, ya que demuestra la interdependencia de ambas partes en el proceso productivo y resalta la importancia de la mano de obra en la economía.

 

La Solidaridad de la Clase Trabajadora: Unión para el Cambio

 

La solidaridad de la clase trabajadora es un componente crucial en la lucha por los derechos laborales. Se refiere a la unión y apoyo mutuo de los trabajadores en la búsqueda de objetivos comunes. Cuando los trabajadores se unen en solidaridad, se fortalece su capacidad para resistir explotaciones, negociar de manera efectiva y enfrentar las adversidades. La solidaridad puede manifestarse a través de sindicatos, asociaciones de trabajadores y movimientos laborales, creando una red de apoyo que va más allá de las divisiones individuales y promueve un sentido de comunidad y pertenencia.

 

Avances Históricos y Actuales

 

Históricamente, la lucha por el derecho a la huelga y la solidaridad de la clase trabajadora ha llevado a avances significativos en términos de jornadas laborales más cortas, condiciones de trabajo más seguras y salarios más justos. Ejemplos notables incluyen el Movimiento Laboral en Estados Unidos a fines del siglo XIX y principios del XX, que culminó en la creación del Día de los Trabajadores, y las huelgas de trabajadores en Europa que dieron forma a los derechos laborales modernos.

 

Hoy en día, la solidaridad sigue siendo esencial para enfrentar desafíos actuales, como la automatización y la precarización laboral. Los avances tecnológicos han transformado la naturaleza del trabajo, lo que hace que la solidaridad de los trabajadores sea aún más relevante para asegurar que los empleados no se vean marginados en un entorno laboral cambiante.

 

La Huelga como derecho Constitucional

 

El derecho a la huelga y la solidaridad de la clase trabajadora son pilares fundamentales de la justicia laboral. Estos elementos permiten a los trabajadores alzar su voz, negociar de manera colectiva y luchar por mejores condiciones laborales. A medida que la sociedad y la economía evolucionan, la solidaridad sigue siendo esencial para garantizar que los derechos de los trabajadores sean protegidos y respetados en un mundo laboral en constante cambio.

lunes, 29 de mayo de 2023

Neoliberalismo en la encrucijada

 El Neoliberalismo: Un enfoque económico y político en la encrucijada


El neoliberalismo ha sido uno de los términos más discutidos y controvertidos en el ámbito político y económico durante las últimas décadas. Es un enfoque que ha dejado una huella profunda en la forma en que se conciben las políticas públicas y se estructura la economía en muchos países alrededor del mundo. Sin embargo, también ha sido objeto de críticas y desafíos significativos.


El término "neoliberalismo" se utiliza para describir una corriente de pensamiento que promueve la liberalización de los mercados, la reducción del papel del Estado en la economía y la promoción de la competencia y la eficiencia como motores del crecimiento económico. Surgió en la década de 1970 como una respuesta a los problemas económicos y políticos que enfrentaban muchas naciones en ese momento, como la estanflación, el aumento del gasto público y la creciente intervención estatal en la economía.


Uno de los principales pilares del neoliberalismo es la creencia en el libre mercado como mecanismo eficiente para asignar recursos y generar crecimiento económico. Los defensores del neoliberalismo argumentan que la competencia y la libre empresa estimulan la innovación, la eficiencia y la productividad, lo que a su vez impulsa el desarrollo económico. Para lograr esto, el neoliberalismo propone la eliminación de barreras comerciales, la liberalización financiera y la reducción de regulaciones estatales que obstaculicen el funcionamiento de los mercados.


Otro elemento central del neoliberalismo es la reducción del tamaño y el papel del Estado en la economía. Los defensores de esta ideología sostienen que la intervención estatal excesiva y la burocracia son obstáculos para el crecimiento económico y la libertad individual. Abogan por la privatización de empresas estatales, la apertura de sectores económicos a la inversión extranjera y la adopción de políticas fiscales y monetarias orientadas a la estabilidad y la disciplina fiscal.


El neoliberalismo ha tenido un impacto significativo en muchos países alrededor del mundo. En las últimas décadas, se han implementado reformas neoliberales en países como Estados Unidos, Reino Unido, Chile, México y muchos otros. Estas políticas han llevado a la liberalización comercial, la desregulación financiera, la reducción del gasto público y la privatización de empresas estatales. En algunos casos, se ha argumentado que estas medidas han llevado a un mayor crecimiento económico y han mejorado los indicadores de desarrollo humano.


Sin embargo, el neoliberalismo también ha sido objeto de críticas y desafíos. Sus detractores argumentan que las políticas neoliberales han aumentado la desigualdad económica y social, han debilitado el Estado de bienestar y han generado crisis financieras. Se ha señalado que la liberalización de los mercados financieros ha llevado a la especulación y a la inestabilidad económica, como se pudo observar durante la crisis financiera global de 2008. Además, se ha argumentado que la reducción del gasto público en áreas como la salud, la educación y la infraestructura ha tenido un impacto negativo en los sectores más vulnerables de la Sociedad.


En los últimos años, ha surgido un debate sobre el futuro del neoliberalismo. Algunos argumentan que es necesario repensar y ajustar este enfoque para abordar las preocupaciones y desafíos actuales, como la desigualdad económica, el cambio climático y la digitalización. Otros sostienen que es necesario abandonar completamente el neoliberalismo y buscar modelos alternativos que prioricen la justicia social y el bienestar de las personas.


En conclusión, el neoliberalismo ha sido un enfoque económico y político influyente en las últimas décadas. Ha promovido la liberalización de los mercados y la reducción del papel del Estado en la economía como medio para lograr el crecimiento económico. Sin embargo, también ha generado controversias y críticas, especialmente en relación con la desigualdad económica y los impactos sociales negativos. El futuro del neoliberalismo sigue siendo incierto, y es necesario un debate y una reflexión profunda sobre los modelos económicos y políticos que mejor se adapten a los desafíos actuales.


jueves, 20 de junio de 2019

El absoluto silencio de los medios

Resumen Latinoamericano, 17 junio 2019


Prácticamente hace dos semanas que el pueblo de Haití está protagonizando una insurrección a gran escala. Sí, dos semanas, por no decir dos meses, dos años o dos siglos. Pero a pesar de ello el mundo sigue ignorando la bravura de estas mujeres y hombres que como bien dice el luchador haitiano Henry Boisrolin, “ya no tienen nada que perder porque hasta la vida le han quitado”.
El silencio sobre lo que ocurre en Haití es sobrecogedor, lástima la conciencia y el alma que justamente ese pueblo que protagonizó la primer gran revolución antiesclavista y el grito de Independencia en 1804, haya sido castigado de esta manera. No sólo por las consecutivas invasiones de Estados Unidos que convirtieron al país en una colonia otra vez esclavizada y de una pobreza sin límites sino porque los que a través de los años proclamaron su deseo de “ayudar” a paliar las necesidades de la población, como es el caso de las tropas de la ONU, alistadas en la Minustah, y ahora en la Minijusth, también se convirtieron en carceleros, violadores seriales de niños y niñas, envenenadores de ríos, provocadores de epidemias de cólera, voraces rapiñeros que no dejaron nada por robar ni destruir.
Ni qué decir de la mayoría de los presidentes súbditos de esos mismos intereses impulsados por los invasores: Dartiguenave y Borno, simples virreyes de Washington durante la ocupación yanqui, Duvalier, el asesino “presidente vitalicio”, amo y señor de los feroces Tontons-Macoutes o «Voluntarios de la Seguridad Nacional» que dejaron un saldo de 30 mil asesinados; Aristide que intentó romper las cadenas y terminó encadenado él mismo a las pretensiones de Estados Unidos, y los últimos de la lista: Martelly, bufón, corrupto y represor y el actual, Jovenel Moise, mandamás, atornillado a un sillón que ya no le corresponde, y culpable de actos de corrupción ligados a meterse en su bolsillo y el de sus secuaces parte del dinero (más de 4.2 mil millones de dólares) que tan generosamente derivó la Revolución Bolivariana de Venezuela a través de Petrocaribe.
Actualmente la economía haitiana está quebrada, el salario mínimo de los poquísimos que aún tienen trabajo es de 5 dólares diarios y la tasa de desempleo es de alrededor del 70 por ciento, la falta de viviendas debido al terremoto y al robo descarado de las ayudas que de éste se derivaron, hace que gran parte de la población duerma aún en carpas improvisadas o directamente al ras del cielo.
Sin embargo, la casta en el gobierno resiste a marcharse y evitar más dolor del provocado. Moise y un gabinete puesto a dedo y no por el voto popular, ya que las últimas elecciones fueron escandalosamente fraudulentas, están cercados por la insurrección de los que Frantz Fanon denominara los “condenados de la tierra”, pero no ceden precisamente porque a nadie en el mundo parece interesarle Haití.
Así como Washington alinea a sus gobiernos títeres de Latinoamérica y al ministerio de colonias de la OEA para hostilizar e intentar asfixiar a la heroica Venezuela revolucionaria, así como hay centenares de diarios, radios y cadenas televisivas a toda hora para denostar a su presidente legítimo Nicolás Maduro, ese soez bullicio desinformativo se convierte en nada a la hora de hablar de la tragedia del pueblo haitiano.
Por todo ello, es necesario que quienes desde la comunicación popular intentamos acercar la realidad de los que luchan por su libertad, no callemos, no ocultemos, no tergiversemos la gesta bravía que hoy está protagonizando Haití. Allí, donde estas dos últimas semanas cientos de miles se lanzaron a las calles para no irse ya más, marchando y marcando a fuego (literalmente hablando) las provocadoras instituciones del poder, los lujosos hoteles de los corruptos.
Todos los rincones de las grandes ciudades tienen olor a los neumáticos quemados de las barricadas, sólo basta ver los vídeos artesanales de los mismos protagonistas del levantamiento popular filman a diario. Gentes humildes ayudándose unos con los otros a socorrer a los heridos y enterrar como se pueda a los muertos de la represión gubernamental, pero que a pesar de todo no abandonan los espacios de territorio ya conquistados.
Jóvenes encapuchados para no asfixiarse por los gases peleando con piedras contra balas, pero también dándose cuenta que muy pronto esa desobediencia pacífica deberá pegar un salto cualitativo si realmente se quiere terminar con la dictadura de quienes los oprimen.
Todas estas acciones, acompañadas de varios días ya de huelga general, que este lunes volverá a paralizar todas las escuelas del país y será acompañada por una medida similar en cada uno de los establecimientos estatales.
“Fuera Moise” es el grito de guerra en el que coinciden todos los partidos de izquierda y organizaciones populares, “Fuera el corrupto Moise” amparado por Trump y Europa, pero también ese mismo reclamo significa un gigantesco “basta” de bandas parapoliciales que están generando masacres en distintos puntos del país y ya han obligado a desplazarse a más de dos mil campesinos en la zona de Arbonite.
Así están realmente las cosas en Haití o como dice muy bien el dirigente popular Camille Chalmers: “La situación es de absoluta ingobernabilidad” y el único que no quiere enterarse es el propio Jovenel Moise.
Haití, ese pequeño y admirado corazón de Africa en el Caribe, donde una gran mayoría, precisamente esos que han irrumpido con fuerza para recoger el legado revolucionario del libertador Jean Jacques Dessalines, no están dispuestos a admitir paños fríos ni atajos que terminen en nuevas frustraciones. A tomar nota: son pueblo alzado y quieren gobernar.

domingo, 5 de mayo de 2019

Por la paz en la región

En Lima, Perú dirigentes de partidos y movimientos Socialistas de Latinoamérica rechazan reunión del Grupo de Lima  y lo califican de operador de Trump en la agresión contra el gobierno venezolano.


Dirigentes de  los partidos y movimientos integrantes de la Coordinadora Socialista Latinoamericana realizaron su Encuentro Internacional los días 4 y 5 de mayo en Lima, Perú, y que contó también con la asistencia de dirigentes del Partido de los Trabajadores, del Movimiento del Socialismo Allendista-MDP de Chile y del Partido del Trabajo de México.


Sobre la situación de agresión externa que afecta al pueblo y al gobierno la Declaración final de la CSL señala:

4. En relación con la crisis en Venezuela, la CSL se reafirma en la defensa de los principios de la autodeterminación de los pueblos y por tanto :

1) Rechaza la declaración emitida en Lima por los cancilleres de gobiernos de ultraderecha y derecha articulados en el mal llamado Grupo de Lima en contra del pueblo y del gobierno de Venezuela.

2) Considera inaceptable que el Grupo de Lima se constituya en la práctica en un brazo internacional operador de la agresión y la injerencia dirigida por Donald Trump en contra de la soberanía y la autodeterminación de la República Bolivariana de Venezuela, que sigue con un espacio propio y legítimo en la ONU.

3) Exigimos a los gobiernos del Grupo de Lima césar sus llamados a acciones violentas y terroristas que buscan subvertir la democracia y la institucionalidad venezolana, dentro de nuestro continente.

Texto Completo:

DECLARACION DESDE LIMA

"SOCIALISMO LATINO-AMERICANO POR LA PAZ HACIA EL BUEN VIVIR"


En Lima, Perú, los días 4 y 5 de Mayo del 2019 nos hemos reunido partidos y movimientos políticos de Nuestra América para reafirmar nuestros principios socialistas a la luz de la conmemoración del sexto año de la desaparición física del compañero Javier Diez Canseco, fundador del Partido Socialista PS del Perú. La reunión fue convocada por la Coordinación Socialista Latinoamericana CSL de manera conjunta con el Partido Socialista PS y el Movimiento Nuevo Perú MNP. Hemos participado 30 representantes de Argentina (Partido Socialista de Argentina), Brasil (Partido Socialista Brasileiro PSB y Partido de los Trabajadores PT), Colombia (Movimiento Colombia Humana), México (Partido de la Revolución Democrática PRD y Partido del Trabajo PT), Paraguay (Partido Revolucionario Febrerista PRF) y Perú (Partido Socialista PS y Movimiento Nuevo Perú) y contamos con la participación de la congresista peruana Tania Pariona del MNP y el congresista Alberto Quintanilla del PS-MNP y la presencia del Movimiento del Socialismo Allendista de Chile.

En este contexto y en base a las exposiciones temáticas realizadas declaramos lo siguiente

1. El viernes 3 de Mayo rendimos homenaje al dirigente socialista Javier Diez Canseco en el Congreso de la República del Perú, que fuera una de sus trincheras de combate por más de 30 años. Todos los participantes hemos destacado su trayectoria política internacionalista, ética, de lucha contra la corrupción, solidaria con los trabajadores, campesinos y pueblos indígenas, humanista y de lucha por el buen vivir de todas y todos. En esta oportunidad recordamos lo que escribiera Javier en el año 2003: “Allende combatió en La Moneda, llamando a su pueblo a luchar para reabrir las anchas alamedas a la democracia y la justicia social. Marcó, con su sangre y hombría, la venalidad pinochetista, la traición a los supuestos democráticos del régimen de Nixon y Kissinger y la perseverancia en un camino político, basado en la lucha política y social para conquistar la transformación democrática y la justicia social, que ahora retoma América Latina - en otro marco - con Lula y Brasil a la cabeza. (República-Lima, 17 de setiembre 2003)”.

2. Los temas que hemos desarrollado en estos dos días han girado en torno a: 1) La soberanía de los países de Nuestra América; 2) Las agresiones actuales contra la Amazonia, la lucha por su preservación y los derechos de los Pueblos Indígenas; 3) El rechazo de la injerencia externa, económica y militar, militar contra Venezuela; 4) la lucha por los derechos de mujeres, indígenas y no indígenas en nuestros países; y, 5) los aspectos orgánicos de la Coordinadora Socialista Latinoamericana mirando al futuro.

3. Sobre la lucha socialista inclaudicable por la soberanía de Nuestra América, destacamos y denunciamos los graves riesgos que corre la soberanía de nuestros países, política, económica y energética, debido a la estrategia de privatización de los recursos y servicios públicos, afectando el ejercicio de los derechos básicos de la sociedad. Frente a esta  situación, debemos impulsar una estrategia de desarrollo sostenible e inclusivo en la que el Estado se fortalezca atendiendo las necesidades sociales y profundizando la democracia.

4. En relación con la crisis en Venezuela, la CSL se reafirma en la defensa de los principios de la autodeterminación de los pueblos y por tanto : 1) Rechaza la declaración emitida en Lima por los cancilleres de gobiernos de ultraderecha y derecha articulados en el mal llamado Grupo de Lima en contra del pueblo y del gobierno de Venezuela. 2) Considera inaceptable que el Grupo de Lima se constituya en la práctica en un brazo internacional operador de la agresión y la injerencia dirigida por Donald Trump en contra de la soberanía y la autodeterminación de la República Bolivariana de Venezuela, que sigue con un espacio propio y legítimo en la ONU. 3) Exigimos a los gobiernos del Grupo de Lima césar sus llamados a acciones violentas y terroristas que buscan subvertir la democracia y la institucionalidad venezolana, dentro de nuestro continente.

5. En relación con la Amazonía se señaló que esta se encuentra amenazada por las estrategias extractivistas nacionales e internacionales contra los bosques, el agua, las riquezas y recursos naturales que posee, así contra los derechos de la sociedad y en particular de los pueblos indígenas originarios. Los índices de pobreza entre los pueblos indígenas son más altos en relación con el resto de la población en varios países de América Latina: Paraguay 7.9 veces, Panamá 5.9 veces, México 3.3 veces y Guatemala 2.8 veces. Siguen registrándose grandes diferencias  en la esperanza de vida entre los indígenas y los no indígenas como en Guatemala 13 años, Panamá 10 años y México 6 años.

6. Denunciamos que la agenda indígena se encuentra invisibilizada a pesar de los Convenios y Pactos firmados que exigen su cumplimiento. La CSL asume el compromiso  de: 1) Articular y presionar en los próximos hechos políticos relevantes, como el Sínodo Panamazónico de Obispos (octubre 2019), sesiones del sistema regional y universal, la Cumbre del Clima COP 25 en Chile, etc. 2) Trabajar un nuevo pacto político y jurídico de organizaciones, partidos, representaciones científicas a favor de la Amazonía desde una perspectiva ambiental, indígena y de Derechos Humanos. 3) exigir un nuevo diálogo intercultural y político en igualdad de condiciones, derechos y obligaciones para resolver problemas transversales tales como inclusión, seguridad y formalización.

7. En referencia con los derechos de la mujeres la CSL señala los siguientes los tres pilares de nuestras luchas que son la paridad, la lucha contra la violencia de género y la participación política en la toma de decisiones cuyo desarrollo forma parte de esta Declaración.

8. Asimismo la CSL recibió el informe de Colombia Humana sobre la grave situación de violación de los derechos humanos en ese país y la injusta e ilegítima exclusión de la Cámara de Representantes de la compañera Angela María Robledo, cuyo documento se anexa a la presente declaración. Por su parte, el Partido de  los Trabajadores del Brasil denunció su convicción de que la prisión del ex Presidente Lula es injusta y política para lo cual ha entregado un manifestación específica sobre este tema.

9. La CSL decidió por unanimidad de los participantes y en concordancia con el Partido Socialista del Uruguay y de Chile conformar su nueva dirección política para los próximos 3 años. Secretario General al PSB que designó al compañero diputado federal Alessandro Molón. Como secretarios adjuntos el Partido Socialista de Argentina, el Partido Socialista de Chile y el Partido Socialista del Uruguay que designaran a sus representantes. Con relación a las sub-secretarías regionales se eligió al Partido Revolucionario Febrerista como responsable de la del Río de la Plata, al Partido Socialista del Perú al de la región de los Andes y al Partido  de la Revolución Democrática de México al de Caribe y Centroamérica.


Dado en Lima a los 5 días del mes de Mayo de 2019

Beto Albuquerque
Secretario General de la CSL