domingo, 28 de agosto de 2011

EL TRIUNFO DEL CAPITALISMO Y EL LOGRO DE LA FELICIDAD HUMANA

De: Gustavo Paredes

cesante ilustrado

El termino del siglo XX marco la transformación definitiva de la aldea global, con el triunfo ideológico del paradigma postmoderno del capital financiero por sobre las ideas marxistas en el mundo entero, marcando el final de la época moderna y el paso a la postmodernidad.

Antes de fin de siglo, el paradigma filosófico de la época moderna buscaba la perfección espiritual del hombre contemporáneo, tanto con el puritanismo idealista que buscaba seguir consagrándose espiritualmente al cristianismo básico, por medio de sus acciones humanitarias asistencialistas, que enaltecían el humanismo consagrado en la declaración de los derechos universales del hombre y con el altruismo laico de los que se identificaban con la corriente materialista marxista; alcanzando su máxima expresión en la manifestación, definida como ultima de la época moderna, la insurrección de mayo de los estudiantes franceses, que rompe con la polaridad ideológica occidental…

Antes de esta, el capitalismo sacaba partido ideológico a las manifestaciones humanistas pro derechos civiles como la primavera de Praga detrás del muro, las luchas nacionalistas de Afganistán y el Medio Oriente; así como después, en los hechos ocurridos con la caída del muro de Berlín, el posterior desplome de la URSS con su desfragmentación territorial, terminando con el Socialismo real de planificación centralizada de mercado, unido a la masacre de Tihanamen perpetrada en el corazón comunista del gigante asiático, hechos que dieron pié a la famosa tesis de Fujillama; “el fin de la historia” que marcaba el termino de la lucha de clases… por lo que, tanto económica como intelectualmente, se produjo el dominio del capitalismo en el mundo… con la opción de la Social Democracia como única contraparte, pero integrante activo del sistema, para humanizarlo… buscando la via de las pequeñas reformas como única oposición al sistema económico ultra-liberal, pero sin tocar sus fundamentos principales: el lucro, la avaricia y su libertad privada… para la apropiación total de los medios de producción y de servicios, con el fin de conseguir ganancias sustantivas a bajo costo de inversión, generados por la venta de los activos del Estado, como los servicios básicos (agua, electricidad, comunicaciones, transporte) y sociales; como la educación, la salud, la previsión, junto a la infraestructura vial y habitacional, a pesar que en su seno ideológico, el líder religioso del catolicismo apostólico romano, representante capitalista, nacido en el país comunista de la Central Obrera Solidaridad, lo catalogara como “Capitalismo Salvaje”… y a pesar de eso, fue lentamente adoptado, incluso por el gigante comunista asiático; declarando su indiscutido líder Ten Xiao Pin, la famosa tesis de “una nación, dos sistemas”, para preparar la tan esperada anexión de la isla Hong Kong a la Republica Popular China.

El Capitalismo había triunfado. A pesar que el inicio del siglo XXI lo marcó la insospechada aparición del Ejercito Zapatista en México, con la liberación del Estado de Chiapas que indicaba la contradicción latente de confrontación entre ciudadanos sistémicos consumidores y marginados del campo y la ciudad, la ideología de dominación unipolar del capitalismo con su sistema de economía de mercado, era incuestionable… No había intelectualidad ideológica contraria al paradigma postmoderno... “El Capitalismo ha muerto, viva el capital” gritaban los herederos de la Segunda Internacional y del Euro Comunismo.

El logro de la felicidad humana está cerca, el acceso a los bienes y servicios del capitalismo está al alcance de la mano de los consumidores… se debe invertir y pagar los intereses económicos asociados para alcanzarla, el crédito es la fuente mágica que nos sacará de la pobreza llevándonos al desarrollo… hay que comprar bienes sociales que producen la movilidad social, como Educación de calidad… seamos emprendedores con garantías crediticias avaladas por el Estado Subsidiario, no importan las desigualdades… “los que no tienen es porque son flojos y no quieren surgir; viva la libertad económica”… a consumir y a ser felices. Los problemas económicos de la sobreproducción de bienes, de la competencia imperfecta, de los salarios reales y nominales keinesianos, de la teoría ortodoxa de la ganancia, etc., dejémosla a los economistas del capitalismo global imperialista y a sus escuelas económicas de universidades liberales... Nosotros, solamente administremos el modelo acá y dejemos que los dirigentes del mundo empresarial decidan lo mejor “para todos”, o mejor dicho para ellos.

Pero, ¿Qué pasó con el triunfo del capitalismo a nivel global? La Crisis asiática, y posterior crisis europea y norteamericana de este siglo XXI, demostraron que las economías dependientes americanas están sujetas a las crisis del imperialismo. Las altas tazas de interés de las tarjetas de crédito y el endeudamiento de las personas, que deben afrontarlo cada uno con su patrimonio. Los costos asociados a la recesión global, a la mala administración empresarial y las consiguientes quiebras industriales que dejan cientos de cesantes; a los vaivenes del precio del petróleo por las guerras contra el “terrorismo” Islámico, junto a las caídas de las bolsas; el quiebre de las economías emergentes y de los países pobres, deben ser subsidiadas por los Estados Nacionales de acuerdo a las normas fijadas por el FMI; o sea, por todos los consumidores que pagan sus impuestos, como el impuesto al combustible y a los libros en Chile, cortando beneficios sociales garantizados por la constitución… La explotación indiscriminada de los recursos naturales por empresas extranjeras, la entrega de los servicios básicos para el negocio privado, el encarecimiento del transporte público privado con niveles de ganancia económica por medio de un subsidio financiado por el estado, la infraestructura vial que fue creada por el Estado y entregada a particulares para lucrar con sus carreteras concesionadas, la entrega a empresarios extranjeros de las telecomunicaciones, la energía, el derecho a uso del agua, la salud y la educación. Deben ser los costos que debemos pagar para que el sistema funcione.

Cuando la revolución industrial provocó que el sistema capitalista se iniciara en el mundo, sobrepasando al sistema feudal, los artesanos burgueses se apropiaron del producto generado por los obreros con la industrialización y el excedente que los campesinos generaban por el uso de la tierra… el oro del sistema mercantilista fue remplazado por el capital acumulado por los empresarios burgueses. Cada banco emitía su papel moneda convertible en oro y en cada empresa explotadora de los recursos naturales de los países o republicas emergentes, determinaba el objeto moneda de cambio económico… es así como las Salitreras en Chile, usaban fichas que eran reconocidas solo en la pulperías que pertenecían a los mismos dueños de las empresas del salitre. La lucha de los obreros organizados, provocó que las castas empresariales, por medio de los dirigentes políticos de los estados capitalistas, fueran modificando los sistemas oligárquicos otorgando beneficios sociales a los obreros que amenazaban la destrucción del sistema por medio de la fuerza… sumado a la necesidad del propio sistema a modificar las relaciones de producción para aumentar el nivel de ganancia del capital, por medio de la industrialización junto a las nuevas tecnologías.

La solución al problema de las desigualdades de clase, producidas para la reproducción del sistema de explotación capitalista, era la satisfacción de las necesidades básicas de la clase obrera… pero esto creaba el problema de la menor taza de ganancia, por lo que había que adaptar es sistema para continuar generando plusvalía con los obreros calificados y los profesionales que participaban de la administración de las empresas de bienes y servicios… por lo que, el “Crédito”, uno de los mecanismos que usaba el estado burgués para desarrollar la industria productora de bienes, fuera masificado y otorgado a los trabajadores para transformarlos en consumidores, dando paso a la fase superior del sistema capitalista, el imperialismo financiero, junto al hegemónico control ideológico postmoderno. Es por eso que hoy día como antes, participamos del modelo consumidor por intermedio de las tarjetas de crédito otorgadas por cada banco o empresa financiera, que son las grandes cadenas del “retail” o pulperías modernas, que nos mantienen endeudados para asegurar el nivel de ganancias de los capitalistas, que “sacrifican” o entregan a los obreros profesionales, parte de la ganancia generada por el capital y los medios de producción de sus empresas.

De este modo, ¿alcanzamos la felicidad humana con el triunfo del capitalismo? ¿Qué necesita el ser humano para ser feliz? Según el biofísico alemán Stefan Klein hay pruebas recientes que confirman que la felicidad humana tiene que ver con estímulos cerebrales que originan sensaciones placenteras como la alegría y la euforia… las modificaciones neuronales que provocan estos estímulos emocionales, que liberan o descargan sustancias como la serotonina o la dopamina son las que producen placer y alegría, al percibir eventos agradables del mundo externo. El estrés que nos saca del equilibrio y tranquilidad que rompe con el estado interno de percepción armónica o de bienestar, provoca una amenaza a nuestra felicidad excediendo y colapsando nuestra capacidad emocional. Entonces, el vivir pendientes del consumo, de cumplir en el trabajo para no ser despedido, de pagar las cuentas a fin de mes, de endeudarse para conseguir bienes y servicios, de mostrar a nuestros semejantes que somos exitosos en este mundo orientado por el capital y la economía, ¿nos ha hecho alcanzar la felicidad?

El sistema y sus crisis económicas de principios de siglo, ha dejado de manifiesto que la sociedad de consumo con su oferta de bienestar ofrecida, no ha logrado cumplir con su objetivo de asegurar los bienes y servicios que facilitan la felicidad humana y mantiene a casi tres cuartos de sus habitantes mundiales, sumidos en los márgenes de la pobreza, o en niveles de endeudamiento extremo, con sus países pobres en crisis humanitarias de hambruna, de abrumadoras deudas externas, de inestabilidades sociales y de los males generalizados de drogadicción, alcoholismo y violencia fratricida en gran parte de la aldea global…

El desarrollo tecnológico logrado, en beneficio del bienestar humano con la producción de bienes y servicios, no se distribuye de acuerdo a la participación en el proceso productivo, ni de acuerdo a la necesidad… se usa para generar ganancia, producir capital a costa de la gran mayoría de seres que se transforman en consumidores y en elementos prescindibles (en momentos de crisis) del proceso productivo que genera riqueza; consumidores que sirven para determinar el valor de los bienes, el valor de los costos de producción, el valor de los salarios de acuerdo al tiempo-trabajo socialmente necesario y al ejército laboral de reserva, que son usados para generar plusvalía por la apropiación tanto del sobretiempo empleado en la producción del bien, en el acceso al crédito y en la usura… Consumidores catalogados como un número más, que forma parte de la dura y fría economía mundial.

Alcanzar la felicidad humana requiere de voluntad, de decisión humanitaria para buscar un cambio en el paradigma social, de una Remodernidad que restituya las ideas socialistas para el siglo XXI… Se debe levantar un nuevo Estado de bienestar. Algunos apologistas del imperialismo capitalista, que se denominan a si mismos como humanistas y cristianos hablan de que no se puede hacer una regresión a los ideologismos estatistas del pasado, pero son ellos los que han retrotraído las desigualdades sociales de la ideología capitalista inicial explotadora, donde todo era propiedad privada y el estado burgués era para subsidiar solamente el capital y a los capitalistas… El nuevo Estado remoderno debe hacerse cargo de las desigualdades sociales y corregirlas, debe ser para todos, debe regular las relaciones de producción, debe regular los precios de los bienes y servicios, debe ser un freno a los monopolios imperialistas antinacionales, debe ser un ente aglutinador y no un aparato divisionista represivo.

Es imperativo superar el sofisma filosófico capitalista que presentó al paradigma postmoderno, que solo se ha quedado en una pasajera ilusión de ser la nueva era en la humanidad… que pareciera ser solamente una transición a la remodernidad, o a un nuevo paradigma… como plantea cierto intelectual con su tesis de “la tercera ola”, en donde los vertiginosos cambios de la tecnología y la ciencia, obligan a modificar casi todas las relaciones económicas y sociales humanas, conocidas hasta hoy; este antojadizamente denominado “remodernismo socialista”, que sepa aprovechar lo mejor de la corriente marxista y, que nesesariamente se debe alcanzar, con los cambios estructurales que el mismo sistema requiere de infra y superestructura, permitiendo el verdadero desarrollo humano, que basa su existencia buscado la armonía con sus pares y la naturaleza, para alcanzar como fin ultimo la felicidad del ser. Y esa, debe ser la tarea de tod@s en esta nueva aldea global.

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