Marx contraataca
por Lucien Sève
Despreciados por los partidos socialistas europeos como “simplismos prehistóricos” con los que es necesario romper con urgencia, desacreditados en las universidades donde por mucho tiempo fueron enseñados como una base del análisis económico, los trabajos de Karl Marx despiertan nuevamente interés.
Despreciados por los partidos socialistas europeos como “simplismos prehistóricos” con los que es necesario romper con urgencia, desacreditados en las universidades donde por mucho tiempo fueron enseñados como una base del análisis económico, los trabajos de Karl Marx despiertan nuevamente interés.
¿Acaso el filósofo alemán no disecó la mecánica del capitalismo cuyos sobresaltos desorientan a los expertos? Mientras que los ilusionistas pretenden “moralizar” las finanzas, Marx se empeñó en dejar al desnudo las relaciones sociales.
Casi habían logrado convencernos de ello: la historia había terminado; el capitalismo, para satisfacción de todos, constituía la forma definitiva de la organización social; la “victoria ideológica de la derecha”, a fe del primer ministro francés, se había consumado; sólo algunos incurables soñadores conservaban la ilusión de algún otro futuro.
El fabuloso sismo financiero de octubre de 2008 acabó de golpe con esta construcción mental.
Casi habían logrado convencernos de ello: la historia había terminado; el capitalismo, para satisfacción de todos, constituía la forma definitiva de la organización social; la “victoria ideológica de la derecha”, a fe del primer ministro francés, se había consumado; sólo algunos incurables soñadores conservaban la ilusión de algún otro futuro.
El fabuloso sismo financiero de octubre de 2008 acabó de golpe con esta construcción mental.
En Londres, The Daily Telegraph escribía: “El 13 de octubre de 2008 quedará en la historia como el día en que el sistema capitalista británico reconoció su fracaso”. En Wall Street, Nueva York, algunos manifestantes agitaban pancartas: “¡Marx tenía razón!”. En Frankfurt, un editor anunciaba que su venta de El Capital se había triplicado. En París, una conocida revista, en un documento de treinta páginas, analizaba, a propósito de aquello que consideraban definitivamente muerto, “las razones de un renacimiento”. La historia recomienza...
Le Monde Diplomatique
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Texto completo en la edición impresa del mes de enero/febrero 2009
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